jueves, 29 de enero de 2015

De la mano del visionario Tony Wilson y de bandas como Joy Division –New Ordertras el suicidio de Ian Curtis– y más tarde Happy Mondays, Manchester irrumpió como rival para Londres. No en vano, de la ciudad norteña llegaron las dos mayores bandas británicas de la década: The Smiths The Stone Roses, ambas de vida efímera aunque tremendamente productiva en el caso de los primeros
1. Dexys Midnight Runners: Searching for the young soul rebels (1980)
La Inglaterra musical de 1980 iba asimilando los efectos a medio plazo de punk, ya fuesen los experimentos con los primeros sintetizadores o la geometría salvaje del postpunk. Lo que nadie esperaba era una mirada hacia el pasado como la que lanzó Kevin Rowland, alma del grupo que abrió la puerta para que toda una nueva generación amara el soul. Dicha puerta se abrió con este álbum, marcado por una cristalina y poderosa sección de vientos, que reivindicaba tanto la perfección de la estética mod de antaño como a un héroe del soul británico como Geno Washington. El título, Buscando jóvenes rebeldes del soul, no exagaraba un ápice respecto a sus intenciones.
CANCIONES: Geno, There there my dear o Seven days too long
2. The Human League: Dare (1981)
Ningún artista británico había logrado un éxito global con un disco que no estuviera grabado con instrumentos tradicionales. Hasta que apareció Dare, perfecto en el fondo y en la forma: ofrecía redondas canciones de pop pero estaba enteramente concebido con instrumentos electrónicos. Editado cuando los new romantics comenzaban a languidecer y los artistas consagrados al pop electrónico eran la gran novedad (Depeche Mode, Soft Cell, OMD…), Human League y Phil Oakey –un cantante de voz grave y aspecto femenino, algo que el público norteamericano no supo cómo digerir en su día–, instalaron el concepto de canción pop en el futuro.
CANCIONES: Don’t you want me, Seconds o The sound of the crowd
3. New Order: Power, corruption & lies (1983)
El primer álbum de New Order, Movement (1981), bien podría haber sido el tercer álbum de Joy Division, si Ian Curtis no se hubiese quitado la vida en 1980. Tras ese necesario periodo de transición, Bernard Sumner, Peter Hook, Stephen Morris y Gillian Gilbert comenzaron a  buscar su propio camino. Lo descubrieron en los clubes neoyorquinos y, gracias a ello, los ritmos de baile intoxicaron la música independiente para siempre. Power… es la declaración de principios de una banda que se negaba a ser catalogada y menos aún forzada a ser lo que los demás esperaban que fuera.
CANCIONES: Your silent face, Age of consent o 5, 8, 6
4. The Style Council: Our favourite shop (1985)
Si alguien habló claro desde la tribuna de la música pop contra la política de Margaret Thatcher en los años álgidos de ésta, ese fue Paul Weller. Lo hizo a través de The Style Council, el dúo que creó con Mick Talbot tras finiquitar The Jam, y con el que expandió su vocabulario musical en una evolución que alcanza aquí su cénit. En medio de una mezcla de funk, bossa bova, jazz, soul y pop, pero sin apartarse apenas de su raíz british, Weller y Talbot crean imponentes singles a la vez que lanzan proclamas políticas con groove como Internationalists.
CANCIONESCome to Milton Keynes, Walls come tumbling down o Shout to the top!
5. The Jesus & Mary Chain: Psychocandy (1985)
Una serie de artistas decidieron demoler los arquetipos de la música pop a golpe de ruido y caos a medida que los 80 avanzaban. Los hermanos Reid fueron los primeros británicos en sumarse a la revuelta, y su aportación fue vital. Con el corazón puesto en Velvet Underground Phil Spector, cruzaron las tácticas sonoras de ambos para generar una bola de feedback que, en su interior, portaba una melodía de corte clásico. Si Psychocandy jamás se hubiera grabado, seguramente tampoco habrían existido My Bloody Valentine, Mogwai o Crystal Castles.
CANCIONES: You trip me up, Just like honey o Never understand
6. The Smiths: The queen is dead (1986)
En 1986 el pop británico estaba tan intoxicado por sus propios excesos que casi era una consecuencia más del thatcherismo. The Smiths se convirtieron en la respuesta airada a eso. El regreso al pop orgánico de la mano de un grupo real liderado por un prodigioso guitarra llamadoJohnny Marr y uno de los grandes iconos de la música popular británica, el imprevisible MorrisseyThe Queen is dead trajo consigo un sonido más rockero que, sin embargo, sigue ajustándose como un guante a las letras y melodías de Morrissey. Las drogas, el acohol, el cansancio, los problemas con su discográfica y entre ellos mismos hicieron que se disolvieran tan sólo un años después, dejando una rica herencia musical cuya cúspide es este álbum.
CANCIONES: Bigmouth strikes again , I know it’s over o There is a light that never goes out
7. Pet Shop Boys: Actually (1987)
Varios motivos hacen de este el primer clásico de Neil Tennant y Chris Lowe. Uno de ellos es que It’s a sin Rentconstataron que, además de buenos ritmos y excelentes melodías, también hacían letras inteligentes. Si Please (1986) fue un debut repleto de éxitos, Actually supuso su consagración como artistas totales, y eso incluye también un nuevo diseño gráfico de Mark Farrow con un primer plano del cantante bostezando y el teclista con cara de estar hasta las narices. También rescataron aDusty Springfield de un inmerecido olvido grabando con ella What have I done to deserve this?, que rehabilitó su carrera y fue otro punto de inflexión en la de PSB, quienes siguieron haciendo disco magistrales durante los siguientes años.
CANCIONES: Heart , It’s a sin o What have I done to deserve this?
8. The Housemartins: The people who grinned themselves to death (1968)
Al igual que The Queen is dead, el segundo álbum de losHousemartins se abría con una canción que era un dardo envenenado contra la familia real inglesa. El cuarteto de Hull pertenecía al ala socialista del indie británico (aunque su líder, Paul Heaton, combinaba su ideología política con sus creencias cristianas) y su segundo álbum les elevó hasta un grado de madurez que su prematura desaparición en 1988 les impidió desarrollar. Menos comercial que su antecesor pero no por ello exento de excelentes canciones, más complejas, llenas de fuerza pero también tocadas por la sutileza de Heaton. Británico hasta los tuétanos, The people… es la gran obra de un grupo al que quizá no se le ha hecho la justicia merecida a nivel artístico.
CANCIONES: Me and the farmer, The light is always green o Five get over excited
9. The Stone Roses: The stone roses (1989)
Cuando un grupo o un artista aparece en el lugar adecuado en el momento exacto, es posible que cambie la historia. Los Stone Roses lo hicieron al captar la esencia de una era y servir en bandeja un cambio que asentaría las bases para coetáneos como Happy Mondays y Primal Scream, así como para futuros astros como Oasis. Este álbum posee las dosis perfectas de psicodelia, pop y groove, además de una gran proclama: I wanna be adored. Chulos como nadie, los Roses fueron adorados por una generación que descubrió que el acid house y el rock podían ser una sola cosa. Uno de los grandes debuts del rock, cuya vigencia ha quedado más que constatada con el éxito de los multitudinarios conciertos del reformado cuarteto este verano.
CANCIONES: Waterfall, She bangs the drums o Made of stone
10. The Cure: Disintegration (1989)
Polydor (el sello para el que se grabó originalmente este disco) puso el grito en el cielo cuando escuchó estas canciones llenas de pesadumbre. Como en alguna otra ocasión, Smith había registrado este disco sumido en latristeza existencial, sin apenas comunicarse con el resto del grupo. Así pues, nadie esperaba que Disintegration se convirtiera en un éxito monumental que, además, instaló a The Cure en el circuito de los grandes estadios norteamericanos. Todo gracias a canciones como la claustrofóbica Lullaby (y al inolvidable clip firmado por Tim Pope) y Fascination Street. Hoy figura entre los tres álbumes indispensable de Cure y es uno de los títulos de cabecera de cualquier banda de dreampop que se precie de serlo.
CANCIONES: Plainsong, Pictures of you o Lovesong

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